Girl Power

Seguridad en ti misma

Hoy comí con un proveedor que me presentó al nuevo integrante del equipo: su aprendiz. Joven, con pocos de años de experiencia laboral, aportaba a la conversación cada que podía. Daba su punto de vista (a veces controversial), completaba las frases de su jefe, y yo pensaba: “¡Wow! No tiene ni tantita pena de decir lo que piensa, ni parece importarle lo que su jefe o yo pensemos de él”. Siguió la comida, pidió su carajillo, y feliz opinó sobre todos los temas que abordamos en la mesa.

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Recuerdo cuando yo tenía su edad y empezaba mi carrera, me preocupaba mucho el “qué dirían” mis jefes, clientes, colegas… Pensaba mucho antes de hablar, y cada frase que articulaba la ensayaba en mi cabeza para que sonara inteligente, no pretenciosa, conocedora y amigable. Es cierto, muchas veces se pasaba el momento para echar mi línea porque la conversación ya había cambiado su curso.

La comida de hoy me hizo analizar mi entorno y encontré un patrón recurrente: los hombres (en general) se saben vender, están seguros de mismos, de su talento, dicen lo que piensan sin ensayarlo en su cabeza; las mujeres, en cambio, nos sentimos no tan equipadas para el puesto que ocupamos, agradecemos mucho a la circunstancia y suerte, nos ahorramos comentarios por no quedar como incompetentes o soberbias, o las dos. Si saco la conclusión, todo se resume en un tema de confianza en nosotras mismas.

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Sheryl Sandberg, COO de Facebook y pionera del movimiento “Lean in” que empodera mujeres, compartió en un TED Talk los resultados de un estudio que dice: 57% de los hombres recién graduados en Estados Unidos negocia el sueldo inicial de su primer trabajo vs. solo 7% de las mujeres. Esto demuestra que los hombres, en general, tienen más confianza en sí mismos y se avientan a pedir un aumento, y a decir que están calificados para el puesto (y el que le sigue), mientras que nosotras nos “hacemos chiquitas” y pensamos que no estamos preparadas para el cargo o la promoción hasta que estamos sobre calificadas.

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¿Qué nos detiene para vendernos como lo hacen los hombres? Si nosotras mismas no nos la creemos, ¿porque habría de hacerlo nuestra jefa?

El primer paso está en darnos cuenta si caemos en este patrón. Yo sí he caído en él, pero he tratado de romperlo y liberarme. ¿Por qué tengo que minimizarme en mis capacidades y esperar a que a mi jefa se le prenda el foco y vea que merezco la promoción?

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Vamos con todo, a pedir lo que merecemos, a creer en nosotras mismas, a creer que tenemos el suficiente talento para llegar al siguiente nivel, o para vender a cierto precio nuestro producto o servicio.

¿Les suena? ¡Cuéntenos su experiencia! #DíaDeReflexión

Have a kick-ass day!

SandraFirma

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