¿Cómo responder a preguntas difíciles cuando haces una presentación?
- Preguntas confusas. Si crees que la pregunta está mal planteada y no ha quedado clara, pide, sencillamente, que te la repitan. Con esta técnica, la nueva pregunta suele ganar el brevedad, claridad y se hará más comprensible.
- Preguntas interminables. Si después de los 10 primeros segundos no queda claro hacia dónde se dirige la pregunta, puedes pedir a quien la esté haciendo que la resuma.
- No des por hecho que conoces la pregunta. Siempre hay que dejar que el miembro del público termine su pregunta. Demasiadas veces algunos oradores interrumpen una pregunta para acabar contestando a la pregunta equivocada.
- No guardes lo más importante para el turno de preguntas y respuestas. Se hace con frecuencia pensando que una respuesta impactante dará mayor peso al mensaje. Pero, a veces, por la razón que sea, nadie plantea esa pregunta fundamental.
- Pon la pregunta en unos términos neutrales. Si te plantean una pregunta cargada de sentimiento, con palabras inspiradas y frases simbólicas, reformula y quítale la carga de sentimiento. Recuerda que suele ser el tono de voz del hablante, más que el contenido de sus palabras, lo que convence al oyente. Debes permitir que el público escuche la pregunta y atacar al corazón de su razonamiento, llevándola a tu terreno.
- Y si son preguntas hostiles. En ocasiones, las preguntas tienen un fondo claro de hostilidad hacia nuestras posiciones, e incluso, nos pueden poner en el aprieto de no tener respuesta. En esos casos, la mejor forma de obtener ventaja es convertir una pregunta negativa en una respuesta positiva.