Un líder es aquella persona que cumple el papel de guía de un grupo. Tiene la facultad de influir en otros sujetos usando su conducta o sus palabras, logrando incentivar a los miembros de un grupo para que trabajen en conjunto por un objetivo en común. Los buenos líderes son aquellos que no pierden el control bajo ninguna circunstancia ni en ninguna situación. No es que sean de piedra, sino que saben mantenerse equilibrados ante las circunstancias de la vida. Se enfrentan a sus retos dejando a un lado sus problemas personales ya que confían plenamente en sus capacidades, habilidades; además de tener un gran estado mental. Aquí es donde entra en el campo de juego un excelente uso de la inteligencia emocional. En notas anteriores he tocado el tema de la inteligencia emocional pero, para mayor comprensión, volveré a tocarlo un poco por si lo olvidaste. La inteligencia emocional no es más que la capacidad que tienen las personas de entender y manejar sus propias emociones y la de las personas que los rodean. Las personas con un alto grado de inteligencia emocional saben lo que sienten, lo que significan sus emociones y cómo estas emociones pueden afectar a otras personas. Para los líderes, la inteligencia emocional es de vital importancia para el éxito. Después de todo, ¿quién es más probable que tenga éxito, un líder que grita a su equipo cuando está bajo estrés, o un líder que controla y evalúa con calma la situación? El artículo completo, de Milyner Montaño en Plan Emprendedor, en este enlace.]]>