la meditación ha sido una práctica milenaria que ayuda a limpiar la mente, pero no solo eso, sino que también puede fortalecer los circuitos cerebrales asociados con la felicidad y el comportamiento positivo. Generalmente las personas no son conscientes de los beneficios de este “no hacer nada” en el que vagar la mente en el aquí y el ahora no sólo es una experiencia relajante que ayuda a equilibrar los pensamientos tras una jornada de trabajo y a concentrarse sobre un objeto externo, el pensamiento o simplemente sobre el propio estado de concentración. Desde finales de la primera década del nuevo milenio a la fecha, los estudios referentes a los efectos de la meditación en el cerebro se han en hallar y documentar la evidencia científica al respecto, y hasta la fecha sus resultados indican que esta ancestral práctica sí puede mejorar al cerebro. Richard Davidson, psicólogo en la Universidad de Wisconsin y practicante de la meditación budista, se ha convertido en líder de un campo relativamente nuevo llamado neurociencia contemplativa –ciencia que estudia los efectos de la meditación en el cerebro–, y señala que obtener este hábito puede fortalecer los circuitos cerebrales responsables de mantener la concentración y de generar empatía.