A dos semanas del fallecimiento de mi querido padrastro Toño, me despierto con ansiedad, tristeza y cierta depresión. A veces trato de volverme a dormir para ver si cuando despierte, me doy cuenta que todo era un mal sueño.
Antes de verme en esta situación, la veía muy lejana. Como que a esta edad no te planteas la muerte de un ser querido, menos tan cercano. En retrospectiva, me hubiera gustado estar más presente para todas mis amigas y amigos que han pasado por una pena similar. Perder a tu papá o mamá es difícil de describir y te deja un vacío en el corazón como nunca has sentido.
¿Qué me ha ayudado hasta ahora para sentirme “mejor” y pensar que voy a “salir adelante”? Te lo comparto para que si tienes la fortuna de no estar pasando por esta situación, pero conoces a alguien que sí, puedas ser empática y ayudes a tu amiga o amigo a manejar mejor la situación.
1. Brinda apoyo. Puede ser de la forma que sea más natural para ti, y también según la persona a la que se lo brindes. Desde un mensajito de whatsapp, diciendo “pienso en ti y en tu familia”, hasta una visita a su casa, una carta, un arreglo de flores, una llamada, un abrazo. Da tu amor sin límite. Ahora es cuando demostrarle a tu amiga que en verdad “estás ahí para lo que necesite”.
2. Asiste a la despedida. Ya sea al funeral, a una misa, al depósito de las cenizas o a otra ceremonia, hazte presente. Puede que no compartas la religión de quién murió y pienses “que flojera ir a la misa”, pero ponte en los zapatos de quién perdió a su ser querido y si para esta persona es importante despedir a su papá o mamá con una misa, asegúrate de ir. El apoyo en estos momentos es vital y ésta es una gran muestra de cariño.
3. Reza. Según tu creencia religiosa, ora, medita… haz lo que te dicte tu corazón. Lo puedes hacer sola o en compañía de quién perdió a su ser querido. Me he reunido por ejemplo con mi mamá y mi tía a rezar juntas pidiéndole a Dios que cuide mucho a nuestro querido Toño. Si lo haces sola, puedes mandarle un mensajito a tu amiga diciéndole que has estado pidiendo por su papá o mamá.
4. Platica del ser querido. Me encanta que alguien mencione a Toño y se acuerde de cómo era en vida. Tengo muchas amigas que me han dicho que se acuerdan de él cuando nos recibía en la casa, cuando nos platicaba sobre sus carreras o andaba en bici, cuando jugaba tenis con nosotras, en fin… dicen que “recordar es vivir”. Y cuando lo haces con un ser querido, que ya no está presente, es como si lo estuviera.
Esta historia la revisitaré en unos meses y les compartiré mis aprendizajes en ese tiempo. Hoy, a dos semanas, esto es lo que les puedo decir.
PD. Si pueden, ¡den gracias en vida a sus seres queridos! Yo lo hice con Toño, de una y mil maneras. La última vez que lo hice fue aquí.
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