4WomenForum: Lorena Guillé

#LoTienenTodo, compartieron las experiencias que las llevaron a la construcción de su propio concepto de éxito y a reconocer las diferentes maneras en que cada una de ellas se aproxima a él y a la felicidad.   Entre ellas estaba Lorena Guillé – Laris, encargada del Área de Responsabilidad social de Cinépolis y directora ejecutiva de la Fundación Cinépolis. Además de ser esposa, mamá de 3 hijos, apasionada social por naturaleza, intra emprendedora, advocate de la responsabilidad social y de los derechos humanos.   

Tuvimos la oportunidad de hablar con Lorena y nos compartió un pedacito de su increíble historia de vida:

  Tuve la fortuna de encontrar mi propósito de vida hace 20 años. Mientras estudiaba ingeniera industrial en el TEC de Monterrey descubrí que era posible cambiar al mundo, me la creí y desde entonces he sido muy soñadora. Ayudé en la organización con diversos eventos que me conectaban con realidades diferentes a la mía y que me inquietaban mucho por dentro. Por ejemplo: tenía un amigo que no tenía una mano y cuando le pregunté que por qué no la tenía, me dijo “es que él me la cortó”. ¡De verdad! Eran unos chavos africanos que vivían en diferentes tribus en Nigeria y uno le mandó cortar la mano al otro por enojo. Estábamos en un foro de paz y reconciliación y yo decía “es que eso no pasa en el mundo”. Otro amigo, Craig Kielburger, a los 12 años fundó una de las organizaciones más grandes para luchar contra el trabajo infantil: “Free The Children” y yo decía “es que ellos están cambiando el mundo, es posible hacer algo”. En ese momento no sabía qué iba a hacer, pero sabía que quería hacer algo y que tenía capacidad y talento para hacerlo. También le daba a la vida el tiempo de guiarme, porque hay momentos en donde no tienes la respuesta, y tienes que esperar a que llegue el momento y la señal, y esa señal va a llegar cuando tu estés conectada contigo misma, cuando sabes cuáles son tus talentos, cuáles son tus pasiones y para qué naciste.  

Mark Twain decía que el ser humano tiene dos momentos importantes en la vida: el primero es cuando nace y el segundo es cuando descubre para qué nace.

  Y creo que yo estaba esperando ese momento “el para qué nací”. Hasta que un día me invitaron a trabajar en PepsiCo. Entré a un proyecto de high potentials en donde te analizaban a fondo y te asignaban un proyecto muy ad hoc a tu perfil, uno de los primero proyectos que me asignaron fue apoyar la creación de la fundación Gamesa – Quaker. Ahí me conecté con el tema social profesionalmente, y dije: “esto es lo que yo he estado buscando”. Yo sin saber nada, a los 21 años, recién graduada, empecé a comprar libros. Aprendí de libros. Después fui encontrando que había diversos foros alrededor de la recaudación, alrededor de la fundación y poco a poco me fui abriendo al mundo de la responsabilidad social.   Hubo otro punto importante en donde yo veía a fundaciones como Fundación Azteca, Fundación Televisa, a LAS fundaciones y decía “quiero tener una fundación grande como la de ellos”.  Al poco tiempo me invitan a Cinépolis a desarrollar la Fundación de Cinépolis, y ahí dije “de aquí soy, tenemos que hacer algo chingón” y me clavé en el trabajo muchísimo, sentía que tenía mucho que mostrar. Tenía 26 años, llegué a una estructura que en aquel momento era mayoritariamente de hombres, donde todos hablaban un lenguaje diferente, el mío ni lo entendían. Conforme pasó el tiempo pasaron dos cosas: 1. me hice workaholic, me tuve que terapear porque trabajaba 18 horas al día, tratando de mostrar siempre algo más a alguien, sintiendo que no era suficiente lo que yo daba y 2. Comencé a entender que tenía que aprender cosas diferentes, y una de ellas era hablar más el lenguaje de negocios. Entonces, fui encontrando cuáles eran esas batallas que estaba dispuesta a ganar y cuales a ceder, aprendiendo a ser más estratégica. Fue un proceso de varios años, donde por fin entendí esa frase de Ortega y Gasset que dice “a dónde vas con tanta prisa, si es a ti mismo a quien debes llegar”. Entendí que estaba corriendo sin sentido, cuando lo que quería era vivir mi propósito de vida a través de mi trabajo reconociendo la gran capacidad que tiene Cinépolis para incidir en la sociedad.   Decidí comenzar a balancear las cosas, dije “esto no es dar el todo, no es máscara contra cabellera en donde uno siempre sale perdiendo, sino es tratar de balancear”. Ahí entendí que  había pelotas que si se caían podían rebotar, o que si se rompían no pasaba nada. Pero para mí había bolas de cristal que por nada en el mundo se podían caer: mi esposo, mis hijos, mis papás, mis mejores amigos, y tenía que estar atenta a señales para asegurar que no se me cayeran. Desde entonces ha sido un malabarismo profundo, tratando de que no se caigan, pero al menos se hacia dónde voy. Eso me da mucha paz. Hoy, el área de responsabilidad social es una área ya sólida dentro de Cinépolis, la Fundación es una de las fundaciones más importantes que tienen alta incidencia en México con un alto impacto social.   Además, eso que mencionaba que quería ser como las grandes fundaciones, pues me logré acercar a quienes dirigían esas fundaciones a pedirles mentoría y a preguntarles “¿qué tengo que hacer para hacer esto sólido?” Aprendí a hacerme constantemente de mentores, de preguntarle a otra gente “¿cómo te organizas mejor?” Acabo de tener una mentoría hace un par de semanas con José Villarreal que fue el  tesorero de la campaña de Hillary Clinton y que ahora es el Chairman de la Us- Mexican Foundation para preguntarle “¿cómo te organizas? te veo en mil cosas y yo estoy que me hago pedazos.” También aprendí a entenderlo desde esta perspectiva humana en donde todos tienen su desorden,  viven ordenadamente dentro de tu chaos, me tranquilizó mucho porque dije “no estoy perdida, ahí estoy en el intento todos los días.”   Otra cosa que he aprendido es que el reconocimiento es super valioso, a reconocer el gran trabajo de mi equipo porque todo lo que construimos, lo hacemos en equipo. Tengo un equipo, que podremos ser muy diferentes, pero lo que compartimos es pasión por servir y una camiseta super puesta en la compañía. Aprendimos a encontrarnos desde la parte humana en donde todos estamos en  diferentes etapas de vida porque es tan valioso que yo necesite cierto espacio para estar con mis hijos y fungir en mi rol de mamá, que tanto amo, como ellos necesitan su espacio para hacer ejercicio, o su espacio para estar con su pareja o cuidar a su mascota. Uno no es mejor que el otro y creo que parecía que antes si eras mamá podías luchar por cierto permiso, pero si  estás metida en “ni soy mamá, todavía no encuentro al hombre de mi vida, quiero hacer ejercicio y no puedo porque estoy aquí sacrificando y dando, entonces qué salida tengo”, vale la pena encontrarnos desde el punto en donde todos somos diferentes y tenemos necesidades diferentes aunque vengamos a trabajar por un mismo objetivo.  

A 13 años, casi, de estar en Cinépolis, ha sido una historia preciosa.

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